domingo, 19 de julio de 2020

Niebla del viaje

Sonreír a pesar
de la noche.
Ver con espanto
los espantos crecidos.
Asustarme a solas
y tal vez alumbrar
la nada con nada.
Tocaron mi hombro
y no sé quién fue.

Qué son los actos
sino huellas
con la forma
de otros actos.

Pasatiempo del sol trabado en la persiana.
Pasatiempo del tiempo
haciéndome creer
que verdaderamente pasa
-con su hechizo de enceguecer
las horas
deteniéndolas-
Dar las gracias
con los dedos
a través de medianeras.
Milonga del acopio de amor
y después ver a quién. .
Mis ojos son las ventanillas del tren.
Mis pestañas l
as manos dormidas
del maquinista,
y las primeras lágrimas
que me caen
no sé que son:
quizás sean el viaje.

Sucede esto:
Niebla desde hace muchos años.
Niebla desde y hacia vientres alunados,
pero es como si recién hoy conociéramos la neblina
por primera vez.

La ciudad que camino no ve nada.
No me ve.
Está bien.

domingo, 31 de mayo de 2020

El frío es tanto que me enojo. No sé en qué parte del cuerpo entra primero el invierno, pero ya entró. El invierno me entró. Prendo el horno. Lo prendo sin saber qué poner en él. Es raro. Uno prende cuando sabe, cuando no sabe no prende. Lo que el viento se guarda para sí no es lo mismo que lo que los fósforos encendidos disponen para uno. Precalentarlo, precalentarlo, precalentarlo. Armar el fuego y seguir sin saber qué hacer con él. Mi casa se pone calentita gracias al horno que encendí en el que no se cocina nada. No es gracioso. No es simpático tener la fogata ahí lista y brillante. La cocción del futuro espera mientras la fogata es. No es lo mismo una calabaza entera que círculos de calabaza previamente cortados en una bandeja envuelta con papel film. Abro el chat y le pregunto a una amiga qué se va a cocinar hoy. Así de la nada. Sin decirle hola cómo estás, cómo dormiste. Busco ideas. Crocantes. Busco que el horno precalentado esté orgulloso de mí. Mi amiga no me responde. O no me quiere responder. Mientras tanto, el fuego del horno es un moretón mandarina.

Hago de cuenta que soy diabólicamente angelical cuando estoy online.
Hago de cuenta que estoy intacta mientras conecto mi cara a pantallas.
Hago cursos, hago transferencias bancarias.
Saludo. Sonrío.
Veo buenas dentaduras.
No entiendo algunas pieles.
Admiro tinturas.
Me fascinan dos o tres discusiones.
Detesto algunas voces.
Saludo posibilidades.
Pero las posibilidades no me  ven a mí.
Derrapo frente a la cámara.
A la pregunta ¿qué hiciste hoy? nadie tiene mucho que contar.
En eso nos estamos pareciendo cada vez más: ya no somos novedosos para nadie.
Puedo oler como quiero si no tengo narices cerca.
Saludo. Me silencio. Me videollamo al silencio.
Me huelo y, mirándolos fijo, trato de olerlos a ustedes.
Pero ni el mejor wi-fi me deja.
Internet me protege.

¿Qué clase de mujer limpia soy yo si saco la basura al descanso solo cuando junta olor?
En mi planeta del amagar, en mi guarida indispensable, en mi frasco de 35 metros cuadrados, mi tacho azul rebalsa y si no rebalsara me preocuparía. Tiro cosas al tacho y, de esta manera, sé que estoy viviendo. Soy mis sobras. Mi departamento da asco. Cáscaras, cartones, fantasías, pan viejo, nudos, miguitas de polenta.

Alguna vez me sentí como el horno que precalenté. Estuve encendida largo tiempo y no supieron qué hacer conmigo. Fue penoso. Pero a veces pasa. Fui horno para cada bobo…
No me arrepiento. De todo se aprende, y de ser horno también. De todo se colecciona y de la entrega y del desuso también. Ahora yo decido mi propia cocción.
Mi fuego fuerte, mi fuego bajo, mi fuego medio.
Mi fuego fuerte, mi fuego bajo, mi fuego medio.
El frío es tanto que me enojo.
Mi fuego es tanto que me encanta.

sábado, 4 de abril de 2020

POEMA DE LA DESINFECCION Y OTRAS OCUPACIONES


Hace tiempo
no entra un roedor
en tu edificio
ni
en tus asuntos.
Últimamente has estado limpiando
perfectamente bien
tus pertenencias.
Como nunca antes.
Has desinfectado tu privacidad
con amistosas
indicaciones de internet
y esa es la paradoja de este poema.
Has tosido por exceso de producto
desinfectante.
Has gemido de cansancio
en tu ahora impecable departamento.
Has vigilado de cerca polvo de zócalos
para que ese polvo no se multiplique nunca más.
Has mutilado telarañas en lámparas apagadas.
Has barrido los restos de fiestas futuras.
Has dado especial atención
al peligroso picaporte
de la puerta de entrada de tu casa.
Lo has sanado con gotitas de alcohol.
Tu operación ha sido exitosa.
No te rodea ni un gramo de suciedad.
No le regalas más sobras
al mundo.
No hay roedores cerca.
Felicitaciones.
De todos modos, la limpieza no se felicita.
Se huele y ya.
Limpio sobre limpio
todo es aburridamente nuevo,
todo parece poco usado, poco vivido,
todo funciona en un perpetuo estreno.
Limpiar tiene estas consecuencias:
la obsesión de no permitirse
pegoteados desmanes, platos con fósil salsa,
sarros y cáscaras
de los ayeres más mugrientos.
Te has amargado con las reglas
que vinieron de afuera
de un día para el otro.
Y finalmente te has amigado con ellas
luego de transgredirlas a rajatabla.
Ya no gritas por cualquier cosa,
Usas tus gritos
con cierta inteligencia,
para cosas que crees importantes.
Giras la cabeza
solo si te llaman
por tu nombre.
Es decir,
detienes la marcha
solo si es necesario,
solo si es urgente.
Has crecido.
Y te aplauden
estruendosamente
para que escuches
aún mientras te bañas.
¡Buen ciudadano
que luego de limpiar
todos tus más variados picaportes
entras entero a bañarte!
¡Qué rutina ejemplar!
Sin embargo
el buen ciudadano
bajo el agua que lo baña
se pregunta:
¿Por qué
he mirado
el cielo
tan pocas
veces
si él
me mira
a mí todos los días?
Y el buen ciudadano
bajo el agua que lo baña
sospecha:
como si fuéramos dos pizarras
sé que el cielo quiere borrarme
cosas y yo quiero borrarle
cosas a él.
Limpiar tiene estas consecuencias:
la obsesión de no permitirse
pegoteados desmanes, platos con fósil salsa,
sarros y cáscaras
de los ayeres más mugrientos.
Limpiar es eliminar
y cuando algo se elimina,
aparece y queda la tristeza.
Al suelo no le causa gracia
tanto trapo mojado.
Y el buen ciudadano
bajo el agua que lo baña
decide:
para dar vuelta mi tendencia
de estos días
debería ocuparme
de algo más que no sea desinfectar
mi hogar,
otra cosa, otra ocupación,
tengo que averiguarme
dónde tengo las nubes.
porque no me queda la menor duda
que el cielo soy yo también.

domingo, 29 de marzo de 2020

POEMA PARA LOS VIVOS - SHOWS DE AHORA

Todos tienen ganas de un show.
Eso es fácil de reconocer:
Un show de algo a la distancia
a una hora determinada.
Qué pena tanta demanda.
Qué odiosa tanta oferta.
Qué síntoma desesperado
la necesidad de conexión 
cuando apagué.
Una maratón 
de maquillados
empapelan el lago virtual
con sus aguas imposibles.
¡A nadar!
Ay, no sé si quiero.
Qué difícil mover un oleaje
con la fuerza
de deseos hundidos.
Los del show
transmiten tantas cosas,
regalan temáticas novedosas,
se casan con el online,
se desaniman si no hay feedback,
se desvisten y visten para la pantalla.
Un primer plano de erotismo casero
y mensajes de ánimo y desinfección para coleccionar.
Una cámara fija que quiere captar y enviarte 
a tu domicilio el humo de un bife mutante 
a la hora del té
para que alimentemos colectivamente
el mito de los horarios trastocados. 
Una lectura entrecortada de poesía multidolor
y anochecida para siempre
en un balcón con dos macetas.
Una receta con lo que no tenemos en casa.
Unas palabras de mal aliento.
Unos tutoriales de sudar con telita sport.
Muchas sesiones a la vez de vos podés.
Cuántos canales para pasar la desdicha.
Cuántas opciones para amenizar la condena.
Cuál pasar de largo.
Cuál poner y no clavarse.
Todos tienen ganas de un show 
pero lo siento, yo ya leí el instructivo:
hoy me hago la muertita en tu vivo
pero te prometo que si revivo,
aburrida,
si nada qué hacer, 
armada de contradicción,
es obvio
ahí estaré.

lunes, 23 de marzo de 2020

UN CHAT DE DARNOS FUERZAS, POEMA LARGO SOBRE DIAS LARGOS


Una amiga que adoro dice
esto que está pasando
nos va a hacer replantear dónde
queremos pasar nuestros días,
lo dice en un grupo de chat
de amigas sensibles
que no paramos de decirnos
te amo cada dos por tres,
se nota
que es un chat de darnos fuerzas
porque besos y helicópteros
sobrevuelan nuestra espera
y no hay mucho por hacer,
porque varados en la antesala
del desenlace,
por momentos bien,
por momentos mal,
por momentos ahí,
sin entender hasta cuándo,
cómo aprovechar
este nuevo silencio,
o cuántos hobbies desparramar
en simultáneo en el nido,
así sorteamos el adentro.
No apesta la peste
más lo que verdaderamente apesta
es la desobediencia,
si desobedecés no me gustas más.
Un pimiento amarillo cortado en cuadraditos
rehogado en el ahogo.
Eso voy a cenar y algunas cosas más
que voy a poner en el plato esta noche
¿No sabías que ahora el alimento se improvisa?
Tengo tres platos en mi alacena
pero soy una en casa.
Que mi precaria vajilla
no te importe y confunda,
te lo pido por favor.
Después de cenar
no me voy a bañar
porque no tengo que ir a ningún lado.
Hay problemas peores
que irme a dormir bien sucia
sino me creen
asómense por su ventana
si es que son dueños o rentan una.
Y los relojes nos enjaulan
mucho más que nuestras dudas
y los relojes nos reprochan algo más
que las horas
y las horas son un dato tonto
en comparación
con las obligaciones sin tiempo
que se nos vienen encima,
y en el chat de darnos fuerzas
lo incierto es duro de vivir
nos decimos con la video-voz
de la tragedia
y nos recomendamos
no contar el tiempo
porque ya no lo necesitamos,
de verdad,
ya no es necesario.
Hoy se trata de hacerle caso
a un cráter invisible
que nos dio la penitencia
que no nos animábamos a darnos
mucho antes de que todo esto suceda.
Es que a todos nos preocupa
quedarnos para siempre
como única opción
con la imaginación techada
y cavar y cavar
en el recuerdo
de viejos tocares.
Entonces pienso que la preocupación
quizás sea el ocio de los encerrados,
aunque más me inquieta lo siguiente:
¿hay posibilidad de ocio
cuando ando preocupada?
Ahora voy a intentar ver el cielo
que es el tuyo
el tuyo
el tuyo
y el tuyo también.

jueves, 19 de marzo de 2020

¿Por qué contaría días si nunca los conté?

De mis poros en resguardo
sobresale la ansiedad,
bizcochitos de angustia,
pantuflas de desolación,
Ay y ahora?
Atados a la rueda quieta
No hay más máquina
Ya frenados
¿Quién te lleva?
Mira qué mareados estamos
En el movimiento mundial del Parate.
Ay y ahora?
Somos la ex velocidad
Qué cristalino se ve ese canal
Qué seco se ve ese volcán
sin la furia de siempre
entonces hay tarea 
en lo sucesivo:
ahora vamos a tener
que inventar no solo la lava
sino la posibilidad de arrasarlo todo
otra vez,
pero más calmos,
quemar con menos,
Y desacelerar, claro que sí, desacelerar
desde adentro hacia afuera.
mientras tanto 
nos toca
agendar el futuro
para otro
momento,
posponer 
es 
la propuesta,
musicalizar la paciencia
con paciencia
porque parar
implica
parar.


sábado, 26 de octubre de 2019

Disculpáme si abajo del agua usé tus burbujas para respirar


Hoy varios de nosotros nos vamos

a agarrar los dedos

con la propia reposera,

será en este parque

y atrás, estará bien atrás el sol.

Hay un único pato blanco en la laguna.

Parece contento, sin familia.

Atardece en mi condición humana,

también atardece en la condición del pato

flotando, en el agua, en este parque.

Mi lomo melancólico al aire libre,

de cara al cielo rosado.

Atrapo el trayecto con la mano,

y te doy mi manera de atravesar

las letras embarradas,

porque barro es tiempo.

Rasguño la telaraña de pudor

para confiar, infinitamente,

en los Piratas del Cariño,

y si de Piratas del Cariño se trata,

ahí, en un cofre imposible de abrir,

están

todas las veces que te llamé con el pensamiento

y no me atendiste ni viniste a cenar a mi corazón.

Yo me muevo como las monedas 

que son buscadas y mareadas por manos nerviosas.

Yo misma me condeno a que no me encuentren nunca

y eso no está nada bien, nada.

Soy moneda que no alcanza ni para bombón de licor.

El rescate es, de todos modos, contradictorio:

En las profundidades… también hay superficie.

Hay hundimientos que son vida,

peces con subtítulos,

deseos con traducción,

monedas que van a decir:

soy llavero
, para confundir

al bolsillo más distraído.

¿Con qué tesoro no me dejaron soñar?

Vos sabés.

Sí, vos.

Que de tantos tesoros te hablé, tantos.

Por equis motivo, hay avenidas

que cambiarán de nombre,

me alegro por ellas

pero yo siempre me llamaré igual.

¿De qué color son las disculpas?

(Disculpáme

si abajo del agua

usé tus burbujas

para respirar)

¿Es digna mi espera?

¿Cuánto aguanto sin llorar?

¿Cuánto puedo sin amor?

¿De qué se trata estar tranquilo?

¿A vos también te gustan las profundidades?

¿Del 1 al 10 cuánto te molestan los sustos?

¿Cuánto te asustan las ausencias?

¿Sos vos la ausencia de alguien?

Una mierda.

¿O al revés? ¿Alguien te falta?

Una mierda.

¡Hola!

Soy yo.

¡Hola!

Soy yo y sigo buscando

que me besen despacito al despertar.


sábado, 14 de septiembre de 2019


Temprano contengo,
más tarde desato.
Quererte siempre
fue un hambre distinto, saciarme
sin contártelo,
sacar un número, esperar
para no tenerte ni un rato.
Lana y tiritar,
pianos resecos,
alérgicas bufandas,
ojos sin lavar.
Así, cuando el frío quiebra las cosas
persigo al sol
y a los gusanos que persiguen la tierra
o a los creyentes que corren hacia el campanario
aunque no suene hace años,
como un rechazo sin música.
Muerdo lo que podría ser una mandarina
y es un renglón gris y su anotación dulce
y miro las fechas donde lloré tanto por nada..
Ahora que saqué de las paredes mi calendario de amargura
descubro que hubo días donde dormir me prohibía las horas,
donde me encendí con fuerza para amar apenas poco y nada,
vivía en ese entonces en un país de oscuras maravillas: mi cama.
Una única frazada fue el desierto que me hundió.
Pestañas y persianas, bajas, bajas.
Temprano contengo,
más tarde desato.
Muerdo lo que podría ser una mandarina
y es un renglón gris y su anotación dulce
y no entiendo los motivos
que me hicieron mirar por la ventana
tanto tiempo,
qué ridículo rol
quedarse quieto
qué estúpida atadura
decretarse la depresión
de adorar atónita detrás de un vidrio
lo que los otros hacen con su tiempo,
de adorar la manteca de mis dedos
y lluvias de otros siglos marcadas en ese vidrio
en vez de salir
a ser parte de ustedes
a ser parte de mí con ustedes en el tiempo
de mí con ustedes en el aire pesado de las calles
de mí con ustedes en las fiestas
en los teatros
en las cenas
..mientras afuera
los terremotos
más secretos
barrían el moho
abrían candados
de todas las gargantas
menos la mía
porque la mía
estaba imposible
estaba cerrada.